sábado, 2 de junio de 2012

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En el momento no ves otra salida, aunque tampoco te paras a buscar con ganas. Lo único que sabes y que te importa es que duele, que algo dentro de ti parece querer revelarse. Como si tu operación de trasplante de órgano hubiera salido mal y tu cuerpo lo rechazara. Solo que no se trata de un órgano, lo que tu cuerpo rechaza es a ti mismo. Rechaza la idea de en lo que te estás convirtiendo, de en lo que puedes llegar a convertirte y de en lo que te has convertido.
Resulta curioso el efecto que el dolor emocional causa en las personas. Nos corroe las entrañas, nos taladra el cerebro. A veces puede llegar a compararse con tener veneno por sangre, un veneno que te emponzoña poco a poco y que necesita ser sacado del organismo.
Y entonces, en ese punto exacto, es en el que el dolor te hace tener miedo de ti mismo. Miedo de quedarte así para siempre, de no ser capaz de superarlo, de estar solo. Miedo de tus sentimientos y pensamientos. Miedo de la muerte. Pero lo que es peor, miedo de la vida.
Entonces te cansas de sufrir, decides que el momento de sacar la ponzoña de tu sistema ha llegado. Pasas de verte acechado por el dolor a hacerlo por ese pensamiento.
¿Y si no puedo hacerlo? ¿Y si puedo?
Escrito por @CanGo2Neverland

viernes, 6 de abril de 2012

"I'm giving up, baby."

Eso fue lo último que escuché antes del accidente. El estribillo de esa canción que tan bien conocía fue lo último con lo que mis oídos se deleitaron antes de que ese estruendo tan horrible lo inundara todo.
Resulta algo irónico que lo íltimo que escuchara hablara de rendirse cuando yo todo lo que quería hacer era luchar por mi vida. Aunque tampoco es menos irónico que aquello que me ha hecho daño estos últimos años haya sido lo ultimo que mi mente haya evocado.
Nunca pensé que llegaría al punto de que fueras mi último pensamiento... supongo que eso resume bastante bien mi vida.
Recuerdo la decepción que sentí cuando vi el coche perder el control y no notar eso que dicen de "ver pasar mi vida ante mis ojos". Siempre había sido algo diferente del resto de la gente pero ¿acaso no merecía algo de normalidad en lo que era mi lecho de muerte?
Pero no, nada de imágenes a cámara lenta de mi vida como en las películas en las que el protagonista recuerda desde su nacimiento hasta cómo llegó a aquel punto. La verdad, siempre había tenido algo de esperanza en que fuera real y así recordar cómo fue mi infancia.
En su lugar, todo lo que obtuve fue una racha de imágenes, como si fueran fotografías, que me embotonaron el cerebro. Por un momento me sentí como si estuviera en mi página principal de Tumblr y tuviera el cursor sobre una de esas típicas imágenes con un "Never give up" escrito en grande y con los momentos más felices de mi vida reproduciéndose en su interior. La clase de imágenes que yo reblogearía...
Al principio me cabreó bastante que todo fueran recuerdos alegres, ya que siempre había sido algo negativa. O puede que no siempre, pero ya no era capaz de recordarme viéndole el lado positivo a las cosas.
Me había pasado tanto tiempo en mi vida intentando educar a mi cerebro para no entrar en una terrible y absorbente depresión y, al final, lo había logrado. Ese positivismo y alegría por la vida que tanto había intentado adquirir estaba simplemente ahí, como para decirme "lo lograste, no fue en vano".
Alegría e impotencia fue todo lo que pude sentir. Había conseguido ver que, como mi madre siempre decía, todo tiene arreglo salvo la muerte. Pero mi antiguo yo y su pesimismo seguían vivos en mi cabeza repitiendo una y otra vez "¿y por qué no lo has descubierto antes?".
Mi mente dejó aquello a un lado, como en un segundo plano, cuando me di cuenta de cuales eran esos momentos alegres que acababa de visualizar. Sus ojos, su mirada penetrante, sus manos, sus labios... Su olor. Esa mezcla entre hierba recién cortada y tierra mojada que daban aroma a todo su cuerpo de una forma extraña que no comprendía.
Y así fue que con los ojos cerrados, esas imágenes aceleradas pegadas a mis párpados, ese estribillo, esa medio lucha interna por no haber luchado cuando debía, ese olor que tanto me derretía y una sensación de añoranza que no sabía de donde procedía que mi último latido fue tuyo. Como nunca pensé que llegaría a serlo.
Escrito por @CanGo2Neverland

lunes, 19 de marzo de 2012

Tic Tac


Sentada en el suelo, con los brazos apoyados en las rodillas y la barbilla sobre los antebrazos les observo. Sus cuerpos se mueven, todos juntos, siguiendo la música. Todos ellos realizan los mismos movimientos, pero no todos los ejecutan de la misma manera lo que hace a cada uno único.
Tic                Tac                    Tic                    Tac                 Tic                     Tac
Veo como sus cuerpos siguen el ritmo sin descanso, como la música se apodera completamente de sus cuerpos.
Tic. Tac. Tic. Tac. Tic. Tac.  
Y, como si entrara en trance, uno de ellos, situado en el centro, comienza a gritar de vez en cuando. Sus gestos, demacrados por el dolor, hacen que sienta un fuerte nudo en la garganta que me hace tragar con gran dificultad. Noto como los pelos de la nuca se me erizan sin que pueda evitarlo, provocándome la extraña sensación de querer abrazarme lo más fuerte que pueda... de levantarme y eliminar el sufrimiento de su rostro.
Tic-tac-tic-tac-tic-tac.
Mi mirada se centra en él, el bailarín central que parece haber perdido la noción del espacio. Noto como, al bajar la intensidad de la música, él parece relajado; mientras que, al ir esta en aumento, sus movimientos se vuelven más fuertes y su dolor interno parece aumentar.
Tictactictactictac  
Entonces todos se desplazan hacia mi izquierda y me doy cuenta de que no es el único con el rostro empañado de dolor, con el pecho oscilando arriba y abajo en busca de un aire que no encuentra. Todos ellos parecen al borde del colapso, buscando algo que no saben si encontrarán porque es el motivo por el que sus pulmones siguen hinchándose y deshinchándose.
El tiempo les controla. El tiempo les enloquece. El tiempo les asfixia.
Escrito por @CanGo2Neverland

sábado, 10 de marzo de 2012

Junto a ti

No quiero que te esfumes como el humo. No quiero que corras como lo hace el viento. No quiero que te escondas como el Sol o la Luna. No quiero que te fundas como una bombilla o que te rayes como un disco.
Quiero que te quedes junto a mi, a mi vera, al lado mía.. Quiero sentir que eres real, que esto no es un maldito sueño. Quiero decirte lo mucho que me importas, lo mucho que te quiero y que tú también lo hagas. Quiero sonreír mientras nos besamos. Quiero poder acudir a ti aunque sean las 4 de la madrugada. Quiero que te no te despidas de mi. Quiero no tener miedo a que esto se acabe.
Quiero hacer de la nada algo verdadero, algo real y solo lo quiero hacer junto a ti.
Escrito por @Strongnow

jueves, 8 de marzo de 2012

Orgullo

¿Cómo explicar un sentimiento con palabras? ¿Un sentimiento como el orgullo? ¿Cómo coño explicarlo? Para mucha gente le será fácil explicarlo, para mi... para mi es imposible.
Desde mi punto de vista el orgullo es un sentimiento que alguien tiene cuando su ego o su posición social esta por encima que cualquier cosa. El orgullo es capaz de romper relaciones o amistades... Me pregunto para que existirá. ¿Quizás para demostrarte quién realmente siente algo por ti? ¿Quién realmente es capaz de dejar tanto su orgullo como su ego de lado por estar junto a esa persona? Sí, quizás. Pero no siempre es así.
Muchas de la veces el orgullo, por desgracia, gana la batalla. Gana la batalla porque nadie deja su orgullo de lado por ese sentimiento. ¿Jode? Sí, eso no lo niego y más cuando estas enamorada.
¿Que qué es lo que siento? ¿Lo que veo? Lo que siento es imposible de explicar porque es una cosa que te oprime el pecho, que no te deja respirar y que te dan ganas de llorar y de no parar pero sabes que en cierto modo también es tu culpa. Lo que veo es que el orgullo está por encima de todo, de todos, de cualquier sentimiento, de cualquier pensamiento o de cualquier acción.
En cierto modo también es mi culpa porque sé que yo tampoco dejo mi orgullo de lado pero ¿acaso sabes por qué no lo dejo de lado? ¿Acaso sabes por qué ni siquiera soy capaz de hablarte, de mirarte? Fácil. Tengo miedo de volver a perder. Miedo de que todo esto se vaya a la mierda por eso, por culpa de nuestro orgullo. Yo sigo esperando a que tú des el paso, ese paso que quizás, nos uniría.
¿Lo doloroso? Saber que no lo darás y que yo tampoco. saber que todo esto se va a perder. Saber que no volveré a confíar en nadie. Saber que el maldito orgullo ganará la batalla llamada amor.
Escrito por @Strongnow

Libro de cuentos

Me agarraba del brazo, puede que más fuerte de lo que se considera normal, mientras se lamía los labios una y otra vez para evitar gritar. Sabía que quería gritarme, zarandearme, incluso golpearme; pero intentaba contenerse.
Yo, apoyada contra la pared de fríos ladrillos, me limitaba a sollozar en susurros mientras me tragaba las lágrimas. Tenía el brazo derecho inmovilizado por el apretón que ejercía su mano sobre él y con el izquierdo sujetaba detrás de mi espalda un libro de cuentos.
Había llegado a preguntarme cientos, miles de veces, qué daño podía llegar a hacer un simple libro. Los libros suelen ayudarnos, nos dan consejos, nos transportar a otros mundos. ¿Qué mal podría provocar un libro?
Seguía sujetándome. No parecía querer soltarme, al menos por el momento. Sentía como la mano se me dormía. No dejaba de apretar. Su fuerza iba en un creccendo constante. Quería que me soltara. Lloraba, suplicaba... pero no soltaba.
Me separó de la pared de un tirón, como si yo fuera una simple muñeca de trapo y mi peso no fuera superior al de una ramita. De hecho, mi cabeza me repetía una y otra vez que una muñeca de trapo era más importante que yo en aquel momento.
Me dio la vuelta y arrancó el libro de mi mano. Llegados aquel punto el libro era una extensión más de mi propio cuerpo. Dolía que me lo quitara.
Me soltó, por fin. Yo caí el suelo, exhausta, acariciándome el brazo con la mano desprovista del libro. Lo tenía enrojecido, inflamado, me dolía al tocarlo.
Él seguía centrado en él, con la respiración acelerada y andando de un lado a otro sin parar mientras pasaba las páginas.
Entonces, de repente, se giró hacia mí. Puso sus ojos a la altura de los míos y me obligó a mirar cómo arrancaba una hoja tras otra mientras decía:
- ¿Sabes lo que estoy haciendo? Voy a destruir esto que llamas libro y a lo que tanto pareces amar. ¿Por qué? ¿Placer? ¿Odio? ¿Envidia? ¡Qué más da! Lo único importante aquí es que tú veas como acabo con este pozo de sueños falsos. Pero es por tu bien, créeme.
No pude hacer más que llorar. Intentar creer sus palabras. Él solo quería lo mejor para mi, me quería. Lo hacía por mi y, aunque no parecía tener mucho sentido en el interior de mi cabeza, me obligué a creerlo.
Algo repiqueteó en mi cabeza con un constante "¿por qué?", pero le bajé el volumen y volví a centrarme en el arrancar de hojas.
- Sabes... nunca comprenderé por qué esa obsesión con leer. Es una pérdida de tiempo.
Hinché los pulmones. Tal vez debí haber mantenido la boca cerrada, pero no pude evitar responder en un leve murmullo:
- Una vez oí que los cuentos nos hacen tener esperanza. Nos ayudan a creer que lo imposible... puede llegar a ser posible.

Escrito por @CanGo2Neverland